Esta novela corta de Amir Valle, galardonado escritor cubano, es intensa y cautivadora. El escritor nos señala que la historia nace de un evento de la realidad que le ha sido narrado por una exjinetera. Si es o no cierto no importa. De lleno entramos a conocer a una pareja de hermanos, David y Álida, que se crían en un ambiente de pobreza, abuso y perdición que los lleva a refugiarse en los brazos de cada quien. Se convierten en un solo bloque. Álida se empeña en dejar atrás su entorno y logra su meta de buscar un hombre que la saque de Cuba y la lleve a España. En ese viaje se llevará a su hermano.

Narrada en primera persona con un lenguaje sencillo, claro, crudo, Amir no tiembla al presentar esta relación de incesto entre dos hermanos. El escritor humaniza la situación al punto de que nos conmueve y pasamos del asco y el repudio, al respeto y la compasión. Las raíces del odio se presentan poco a poco y veremos la fuerza que genera y las acciones que produce. A partir del principio sentiremos el odio y justificaremos la acción, pero no en todos los casos. Nos lleva a España con una esperanza y nos presenta un mundo olvidado, ignorado por aquellos que preferimos creer que no existe. Un mundo de discrimen, de odio sin razón, ciego a la realidad física e histórica. Vivimos cada escena con angustia, con asombro, esperanzados en un final idílico Y en el remanso del regreso recordaremos el principio

Por otro lado, la novela presenta ese escenario de desespero que se vive en la Cuba que no conocemos. Porque desde lejos vemos los residuos de una Cuba de gloria y riqueza, cascarones desgastados de los que se han ido sus habitantes, como la pintura. Presumimos que entregaron la riqueza y con ella el hambre, la perdición, las drogas, el maltrato, la corrupción. Con Amir descubrimos que todo está allí, en un mundo de "mierda". Desde la primera línea nos presenta el término, sin eufemismos, sin adornos. Con él nos deja ver la inconformidad con una vida de estrechez, el deterioro estructural de la ciudad, la calidad de las situaciones y la banalidad de algunos seres. A apenas unas páginas del libro entra a disertar sobre la aplicación del término en voz de los cubanos. Mierda es el adjetivo que lo arropa todo y que define el mundo de los personajes en Cuba y se presenta en el Madrid soñado. Perderá la calidad física y descriptiva para sumarse a los conceptos síquicos de forma que el escritor nos dice: "...hay mierdas, miserias, pequeñas podredumbres con las que uno carga en la memoria y la piel incluso cuando ha llegado a vivir en eso que llaman la gran burguesía. Son mierdas propias, miserias íntimas, podredumbres que se te han pegado al pellejo como marcas y que llevas a cualquier parte que vayas".

Amir parece sentenciarnos a que nos marcaremos para siempre por el pasado que vivimos y perpetuaremos la “mierda” de la que queremos escapar sellándola para siempre en nuestras vidas.

Implementado por
Manny Alvarado